lunes, 30 de enero de 2012

MINISTERIO DE LIBERACION GADARA

Cómo practicar la liberación espiritual en los casos de posesión.
-Nos referimos a los casos reales e indudables en los que estamos viendo una posesión (es posible que nunca te hayas encontrado situaciones reales de posesión, en cualquier caso es necesario mucho discernimiento y oración).
-La iglesia debe estar informada y es muy conveniente ayunar y orar (Mt 17.21).
-Es importante evitar las luchas interminables de poder y entender muy bien esto: EL EVANGELIO HACE LIBRES A LOS CAUTIVOS DEL DIABLO.
            Jn 8.36 “si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
            Col 1.13 “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”.
            2 Tm 2.24-26 “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.”.
-El evangelio es poder de Dios para salvación  (Rm 1.16), lo que hace libres a las personas es la fe en Jesucristo a través de la predicación del evangelio. La persona poseída debe entender que es pecador, Cristo ha muerto por sus pecados, y que Él lo puede salvar y hacerlo libre.
-Nuestra batalla es espiritual, y nuestras armas son espirituales: la oración, la Palabra de Dios, la fe, la predicación del evangelio.

Qué pretende el diablo.
-Olvidémonos de las película de Hollywood, y de los espectáculos que algunos dan. La Biblia dice que Satanás es homicida (Jn 8.44), y padre de mentira (Id.). Lo que el enemigo pretende va mucho más allá de que pases miedo de noche, mover los cuadros de tu casa, hacer que la gente de gritos y se revuelque por el suelo (o dejarte calvo, o producirte caries, como dicen algunos telepredicadores), lo que pretende son cosas como:
-que las personas no crean en Jesucristo (2 Co 4.4 “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”; Ef 2.1-3).
-que los creyentes caigan en pecado.
-que los creyentes crean falsas doctrinas (1 Tm 4.3).
-que el evangelio sea difamado (2 Pe 2.2).
-que en las iglesias haya divisiones, contiendas, malos entendidos, rivalidad, envidias (Stg 3.13 y ss).
-que el mundo venza al creyente, y le ganen los afanes de esta vida, las riquezas, la vanagloria del mundo (lee con atención: Lc 8.14; 1 Jn 2.16).
-que no guardes la Palabra de Dios en tu corazón (Mc 4.15).
-que estés obsesionado con él, o que le ignores por completo (si estás obsesionado con los demonios, no le prestarás atención a Cristo, si estás ajeno a las trampas del enemigo (2 Co 2.11) serás fácil presa.
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Cómo hacer guerra espiritual.
-Hemos visto que el diablo lo que quiere es la ruina espiritual y moral del creyente, que niegue a Dios (como el caso de Job, es probado con la intención de Satanás de que maldiga a Dios).
-El enemigo pretende que caigas en pecado, que tu ministerio quede anulado y tu testimonio alejado de toda credibilidad, que los no creyentes digan “mirad a estos creyentes, hablan mucho pero en el fondo son unos malvados, hipócritas y santurrones”. Desea que las iglesias se dividan, que los pastores caigan en pecados que sean notorios y de mal testimonio para ciudades enteras o países.
-Y si no consiguen todo eso, desea que te conviertas en un cristiano frío, que apareces por la iglesia de vez en cuando, que no crezcas, que no tengas relación con el Señor, que no tomes responsabilidades en la iglesia, que no ores ni leas la Biblia.
-¿Cuál es la mejor forma de hacer guerra espiritual?:
Stg 4.7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
-Una vez oí a un pastor enseñándonos cómo resistir al diablo (esto es algo, que se enseña, por el ejemplo y con las palabras), nos decía que al diablo hay que hablarle con autoridad, porque él se deja impresionar por la forma en la que le hablamos, decía que es como cuando les das órdenes a los perros, tienes que hacerlo con voz alta y con mucha firmeza “¡quieto!”. Pero esto es un error, no hay mayor poder que una vida consagrada a Dios, cuanto más sometido estés a Dios menos podrá hacer el diablo en tu vida.
-¿Cómo resistir al diablo?, sometiéndote a Dios, porque lo que el diablo quiere es que NO te sometas a Dios, que seas un cristiano desobediente, sin fruto, y que no le causes problemas a Satanás.
-Someteos a Dios: esa es la clave. En la medida que te sometes a Dios, la obra del diablo queda anulada en tu vida y el diablo huye de nosotros.
-Mirad, el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pe 5.8). Los leones no se caracterizan por su velocidad, atacan a los más débiles o despistados de la manada. Lo que hace es acercarse poco a poco a la manada, aparentando ser muy mansos, y de pronto ¡saltan sobre los que se han separado más de la manada!. Así es la táctica del enemigo: ataca a los que están más lejos de la comunión de la iglesia y de la comunión con el Señor.

¡Confiad, Jesús es el VENCEDOR!.
-Hermanos, no andemos con temor al diablo, con temor a estar continuamente acechados y maltratados por un mundo espiritual de maldad, preocupémonos de una sola cosa ¡SOMETEOS, PUES A DIOS!.
-Leed estos textos:
Heb 2.14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Col 2.15. “despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”.
Col 1.13.el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.
-Podemos repetir: el diablo está derrotado, Jesús me ha librado, Cristo ha despojado al diablo, Cristo ha triunfado, he sido librado de la potestad de las tinieblas, he sido trasladado al reino de Jesús, tengo redención por su sangre, tengo el perdón de pecados. ¡Qué grande es nuestro Salvador, qué hermoso, qué victorioso, que poderoso!, ¡demos gracias, honra y honor a Jesús!.

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